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lunes, 10 de mayo de 2010

Dos de la San Miguel

Dos añitos ya por aquí, el tiempo pasa bastante raudo. Con motivo de la visita a la San Miguel nos dieron al final de la misma una degustación-piscolabis que consistía en una variedad de cervezas San Miguel. Tuvimos poco tiempo para "disfrutarlas", pues nuestro autobús esperaba fuera y no era conveniente hacerlo esperar (y menos entrar en él cual party van, embriagados por las "suculentas" variedades San Miguel).
Dejé a un lado las cervezas "desalcoholizadas" y de zumo de manzana, y tras beberme una San Miguel Selecta, me agencié las otras dos que me dió tiempo de probar, San Miguel 1516 y San Miguel Eco:

La San Miguel 1516, presentada como un fiel producto de la Reinheitsgebot (Ley de Pureza Alemana), es una Pale Lager de 4'2º de concentración alcohólica. Me encanta el peloteo que te hacen en la página de San Miguel, con "si valoras todo el proceso de elaboración de 1516 es que eres una persona excepcional". Sin palabras.

La cerveza es de un color ambar claro y brillante sobre el que se posa una capa de espuma blanquecina que desaparece fugazmente, dejando un caldo con cientos de burbujas. En su aroma destaca el cereal y muy sutilmente el lúpulo, que deja un toque herbal refrescante. En boca genera bastante espuma y ostenta un amargor seco que no deja ver más matices hasta el final, inundado por un toque metálico nada agradable. Una cerveza de marketing nada recomendable.






La San Miguel Eco se presenta como la primera cerveza ecológica del mercado español, elaborada con cebada y lúpulo procedentes de cultivos que siguen estrictamente las normas de la agricultura ecológica. Ya que su creación data de 2003, supongo que se referirán a que es la primera cerveza ecológica que se comercializa masivamente en España.

Tiene un color amarillo limón brillante que no presenta una carbonatación muy elevada y cuya espuma blanca no se hace abundante, pero persiste. No desprende un aroma evidente, pudiendo apreciarse levemente algún toque maltoso. Tiene un sabor excesivamente suave y falto de matices, que la hacen una cerveza aburrida.

Dos claros ejemplos de cervezas de marketing. La primera se vale de la Ley de Pureza Alemana y la segunda de la elaboración ecológica, dos estrategias para atraer más público y "cumplir" con las necesidades culturales en cuanto a cerveza, en nuestro país. Por desgracia el resultado no es para nada favorable, pues se trata de dos cervezas completamente olvidables y faltas de personalidad.

miércoles, 21 de abril de 2010

Visita a la San Miguel, en Burgos

El pasado lunes hice una visita a la fábrica San Miguel de Burgos, con razón de una salida cultural preparada para una de las asignaturas de la Universidad. San Miguel no es una cerveza que me entusiasme, pero la visita a una de las fábricas de cerveza más grande de España es razón de más para esperar la fecha con entusiasmo. La única fábrica que había visitado era la de Guiness, en Irlanda, cuando contaba con unos tiernos quince años, sin el interés que hoy me suscita este tema. La visita prometía un recorrido por la fábrica, el descubrimiento de un secreto relacionado con Atapuerca, y una degustación final.


Formábamos un grupo que completaba la docena de personas, alumnos y profesores, y fuimos recibidos por la encargada de las comunicaciones de la empresa, una mujer simpática. Nos recibió con un vídeo que ensalzaba las virtudes y el recorrido histórico de la empresa San Miguel, sus logros y la evolución de su cerveza, hecho con una producción envidiable que me recordó a las mejores películas propagandísticas de la UFA.


Tras un breve vistazo a cuatro vitrinas que contenían los cuatro ingredientes fundamentales (adivinad cuáles), pasamos a visitar la fábrica. Recorrimos las oficinas de investigación, el laboratorio y la sala de desarrollo, mientras la guía nos iba definiendo los ingredientes para elaborar cerveza, poniendo especial énfasis en las cepas propias de levadura y las maltas y lúpulo fresco con el que hacen su cerveza. La primera parada obligatoria fue en la “sala de cocción”, un lugar que olía a pueblo en plenas fiestas, donde nos habló del proceso de elaboración de la San Miguel:
“Se tritura el grano de malta y se mezcla con agua, obteniendo una sustancia denominada mosto. Los restos de la malta que no se han mezclado bien son desechados, y se denominan bagazo. Este bagazo se lleva a las granjas, y es utilizado como condimento alimenticio con el pienso de los animales. El mosto se calienta, y cuando llega a 80º, se añade el lúpulo. Cuando se lleva a ebullición la mezcla, a los 100º, se cuece y se añade la levadura, para dar paso a lo que se podría denominar cerveza. Pero todavía tiene que atravesar una serie de controles para poder ser embotellada. El agua es un 99,9% reutilizada (e hizo alusión a ese 0,1%, que tienen como una espinita clavada), y hacen lo posible por adecuarse a las demandas ecológicas del mercado, de modo que al parecer, contaminan muy poco”.

Después nos mostraron los tubos filtradores y las desalcoholizadoras, explicándonos que debido a la demanda de cerveza sin alcohol tenían que haber añadido un nuevo depósito el doble de grande. Nos comentó que la 0,0 manzana se hacía con zumo de manzana, añadiéndolo directamente a la cerveza en el tanque.


Tras la visita a las descervecizadoras, pasamos a la zona de envasamiento, ya que las bodegas eran inaccesibles en ese momento (un pequeño inconveniente), y me sorprendí con el tamaño, la velocidad y la cantidad de cerveza que salía de esas máquinas. Miles de litros por minuto, a toda velocidad iban atravesando cintas transportadoras, envasados en latas y botellas. Para visitar esta zona nos tuvimos que poner gafas, lo que me extrañó, pues tan solo un par de operarios las usaban ahí dentro, mientras que el resto estaba expuesto a las innumerables invasiones malignas que sus ojos podrían recibir.


Los barriles, de 10, 20 y 50 Litros, eran desinfectados y llenados a toda velocidad, para finlmente amontonarlos en cajas. El recorrido de las latas era más fascinante, comenzando con el recipiente vacío y sin tapa, atravesando rigurosos controles de calidad, siendo limpiados, llenados, tapados y de nuevo revisados, para finalmente ser separados en packs de seis, embalados y amontonados. Las latas que no pasaban el control eran desechadas, con cerveza y todo.


Las botellas experimentaban un recorrido similar, aunque estaban separadas en dos grandes estancias. En la primera usaban botellas no recicladas, para venta directa al consumidor. En ese momento se veía cómo llenaban botellas de San Miguel Selecta, y cómo unas graciosas máquinas las empacaban en cajas de doce cervezas. Hasta 40.000 cervezas a la hora.
La otra sala utilizaba botellas recicladas, y podía procesar hasta 80.000 cervezas a la hora. Haciendo cuentas te llevas las manos a la cabeza. En esta estancia se procesaba cerveza Mahou, y la guía incidió en la idea de que era cerveza distinta que la San Miguel, que no provenían de los mismos tanques. Lógico.

Terminando la visita, nos llevó ante una sala en la que se hallaba una excavación de lo más pintoresco, de la que no revelaré nada por si el lector va de visita a esta fábrica, ya que es una sorpresa. Finalmente, el tan ansiado tentempié nos esperaba sobre dos mesas en la cafetería de la fábrica: patatas, frutos secos, pinchos de tortilla (una merendola en toda regla), dos enormes champaneras llenas de diversos estilos San Miguel (aunque la mayoría eran 0,0 manzana y 0,0 a secas), y un pack de seis San Miguel Selecta (lo más atractivo de esa selección). Me agencié una de estas, una 1516 y una San Miguel Eco, por curiosidad (apunté algunas cosas, en su momento hablaré de estas cervezas).
Como ”broche de oro” la guía nos instó a probar un maridaje: Mahou Negra con chocolates. La idea era buena, de no ser porque era rematadamente absurdo maridar una cerveza tan insípida y metálica como la Mahou Negra con unos chocolates puros 90% que nos ofrecían. La guía insistía en que experimentásemos la unión de sabores, pero con esa cerveza no había manera.


Para finalizar, le pregunté si San Miguel tenía a la vista algún proyecto de sacar al mercado una cerveza de trigo (debido a las “últimas tendencias” de otras cerveceras españolas, como las cervezas de trigo de Damm o Ambar), pero me dijo que de momento no era factible, que estaban en proceso de sacar algo con sabor a fresas. Me llevé las manos a la cabeza.

La visita es muy recomendable. Es una fábrica enorme, está muy bien preparada para las visitas y en definitiva, se trata de una de las cerveceras más importantes de España, si no la que más.

jueves, 4 de marzo de 2010

San Miguel Selecta XV

MARCA: San Miguel
MODELO: San Miguel Selecta XV
ESTILO: Strong Lager (6'2% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: España

CARACTERÍSTICAS: "San Miguel reinventa un clásico", es el eslogan de San Miguel Selecta XV, el relanzamiento en 2008 de la cerveza premium de la marca, que se produjó por primera vez en la fábrica de Lleida de San Miguel en 1972. Esta cerveza fue sustituída por la Extra, la Nostrum y finalmente este nuevo modelo, ideado para "los nuevos paladares contemporáneos". Nos embriagan con su información atractiva, con frases en la botella como "maduración en bodega" o "combinación perfecta de tres variedades de lúpulos centroeuropeos y tres tipos diferentes de malta". He leído cosas bastante buenas de San Miguel Selecta, la antigua, y las anteriores, y por el contrario hay grandes decepciones por este remake.

La cerveza en sí ostenta un color entre dorado oscuro y cobrizo, con espuma blanca y cremosa que no dura mucho pero que no llega a disiparse del todo. Despide un agradable aroma maltoso, floral, con toques de caramelo y levadura, que en el trago se torna dulce con un final amargo no muy seco. Deja en la boca el recuerdo del lúpulo, pero poco a poco sus características se van disipando, apareciendo un deje metálico que le hace perder calidad y buen sabor.

No es ninguna maravilla, es una cerveza que en seguida se torna aburrida. Aunque he de reconocer que tras leer las opiniones esperaba algo muchísimo peor.

NOTA:

sábado, 31 de mayo de 2008

San Miguel Especial

MARCA: San Miguel

MODELO: San Miguel Especial

ESTILO: Pale Lager (5'4% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: España

CARACTERÍSTICAS:

Sus orígenes se remontan a un pequeño convento de agustinos recoletos situado en las islas Filipinas, donde sobre en 1885 unos frailes decidieron fabricar cerveza como remedio a la debilidad que padecían como consecuencia de la climatología tan calurosa de la zona.
En 1890 se funda en Madrid "Hijos de Casimiro Mahou", dedicada a la fabricación de cerveza y hielo. En el barrio de San Miguel en Manila se crea la primera fábrica de cerveza San Miguel.
Ya en 1953 los accionistas de La Segarra firman el "Acuerdo de Manila" con el presidente
de San Miguel Corporation Filipinas, Andrés Soriano. Nace así una nueva cervecera española, denominada La Segarra S.A. independiente de la matriz filipina. En 1957 "La Segarra" cambia su denominación a "San Miguel, Fábricas de Cerveza y Malta, S.A." y sale la primera botella de San Miguel Especial de la fábrica de Lleida. "Hijos de Casimiro Mahou" se transforma en "Mahou, S.A." En 2000 Mahou compra al Grupo Danone el 70% de San Miguel, del que ya poseía el 30% restante, constituyendo un grupo cervecero genuinamente español.


La San Miguel Especial es de lo más típico que te pueden poner a la hora de pedir "una cerveza" en un bar español. En mi opinión, no tiene características que le hagan destacar sobre las demás cervezas "de barra". Ligeramente refrescante, con unos ciertos resquicios de sabor maltoso, que tampoco hace destacar su sabor. Es una cerveza para cuando se sale a "tomar un algo", donde la conversación va a ser tan interesante que va a dar igual qué beber, mientras sea cerveza. Además su precio es accesible, y como he dicho, aparecerá en cualquier bar de España, compitiendo con las básicas de 33cl de Mahou o Cruzcampo, y dependiendo de la localización geográfica, Ambar por Aragón, Estrella Galicia en Galicia, etcétera.


NOTA:





CARACTERÍSTICAS: Aprovechando la actual promoción de San Miguel en la que con cada pack te regalan dos botellines metálicos de 25cl de diseño limitado (nada espectacular, por cierto, solo nombres de ciudades en diferentes colores y fuentes alrededor del logotipo), me he decidido a hacer yo también esta reseña que Sir Asf completó hace ya tiempo de la famosa marca española.


Comparto plenamente su opinión respecto a esta cerveza, no destaca en absoluto sobre las demás eurolagers: color dorado intenso, muy transparente, coronado por una espuma blanca de duración bastante adecuada, y que emite un olor básico, suave pero con presencia, a malta, nada espectacular, que recuerda algo al maiz. Quizá lo único que llama la atención es la activísima carbonatación, gracias a la cual en ningún momento dejan de subir gran cantidad de burbujas a la superficie.


El trago, también en la misma línea, con cuerpo ligero y sabor a malta, maíz, no acaba de gustarme demasiado, suele costarme terminarla, probablemente debido a la existencia de matices, sobretodo al final y en el fugaz regusto, que no me convencen. Su amargor es áspero, poco cuidado, llegando a percibirse una leve presencia metálica, similar a la que se apreciaba en San Miguel Selecta XV pero muy atenuada. Tampoco es que me parezca una cerveza horrible, pero me temo que no estará entre mis predilectas, ni mucho menos.


NOTA: